El riesgo sistémico del sistema financiero no se produjo a causa de los bancos. El intervencionismo de los gobiernos generó la crisis, aunque los banqueros también hayan cometido algunos errores.
La aceptación de Tim Geithner que la FED tuvo “algo” de responsabilidad por las causas de la debacle financiera, es útil para que en el futuro no se repitan errores, pero no es una excusa para usar el dinero del contribuyente en salvatajes a los accionistas de los bancos en problemas.
Ningún banquero podría decir, “la FED nos obligó a prestar a insolventes, las calificadoras de riesgo estaban equivocadas, la SEC no controló bien el mercado financiero, las aseguradoras tuvieron problemas con los CDS, etc.; por lo que nuestros errores deben ser cubiertos con dinero del contribuyente”.
La ganancia del banquero es el fruto de haber asumido riesgos, por lo que es legítima, pero las perdidas también son posibles y no pueden ser endosadas a los gobiernos para que las carguen a los contribuyentes.
El riesgo sistémico es la inestabilidad del sistema financiero, potencialmente catastrófica, causada o exacerbada por los acontecimientos o condiciones provocadas por los gobiernos. Es el riesgo de que todo el sistema financiero sea afectado. Una sola institución financiera que quiebre no da lugar a la inestabilidad sistémica.
Muchos teóricos del riesgo sistémico intentan sugerir que entre los riesgos asumidos por los bancos no esta “la inestabilidad de todo el sistema”, para poder justificar que los gobierno les resuelvan el problema.
Hay accionistas que creen que sus empresas pertenecen a un selecto grupo de “las que no pueden quebrar, por su tamaño, la importancia de su actividad, sus operaciones globales o… la calidad de su lobbying ante los gobiernos”. Las podríamos llamar “el grupo con riesgo sistémico”.
Es así que hay bancos que declaran tener activos tóxicos, y esperan que los gobiernos se hagan cargo de ellos.
Hay un proyecto de “BAD BANKS” del Ministro de Finanzas alemán, Peer Steinbrück, que es muy útil porque siendo el mejor en su tipo es un privilegio injusto para otros empresarios que no lo tienen y además no asegura el renacimiento de la confianza en las instituciones financieras.
Los incobrables de los bancos deben ser manejados sin usar el dinero del contribuyente, ya sea con capitalizaciones reales de la institución emitiendo acciones o la venta a nuevos dueños que lo capitalicen, evitando la contabilidad creativa o engañosa.
En el proyecto alemán de “bad bank” se deberá abonar la diferencia al Estado en cuotas anuales durante los 20 años que rige la garantía. Si una vez vencido el plazo, aún quedan pérdidas, serán los “antiguos accionistas”, es decir los que tenían títulos en el momento de emitirse los bonos de deuda, quienes deberán asumirlas prescindiendo de los dividendos. La diversidad de situaciones posibles durante 20 años hace muy probable que se termine pagando con dinero del contribuyente, o que a pesar de todo no vuelva la confianza.
Evitemos la confusión. No digamos que trabajamos: “para salir de la crisis, para salvar a los bancos, para ayudar a los desempleados, para aumentar la oferta de crédito, reactivar el mercado financiero, para recomponer la confianza en los bancos, etc” cuando lo que hacemos es trabajar para salvar a los accionistas de los bancos que no supieron manejar sus negocios.
Si el objetivo es facilitar el crédito, el gobierno puede
1. incrementar la “libertad de trabajar” en el mercado financiero, reduciendo regulaciones y trabas que la afectan
2. facilitar el ingreso de nuevas instituciones bancarias o financieras al mercado
3. facilitar la venta, fusión o reestructuración de los bancos con problemas
4. facilitar la capitalización con emisiones accionarias de los bancos afectados por la crisis
5. reducir impuestos al mercado o actividad financiera, aunque sea solo durante la crisis (en Argentina: impuesto al debito bancario, a la operación con tarjetas de crédito, al saldo de las cuentas, etc.)
6. darle mayor respaldo jurídico a operaciones entre particulares como los pagarés, las prendas, hipotecas, etc. y hasta “las libretas de almacenero” que usaban mis abuelos.
Si el objetivo es “mantener a los mismos accionistas”, hay que aceptar las presiones de los lobbies bancarios, otorgarles salvatajes y prebendas, aceptar en la normativa bancaria la contabilidad creativa para cumplir los requisitos de Basilea, tolerar información engañosa que disimule la verdadera situación del banco, evitar la entrada de nuevos bancos competidores al mercado, etc.
Es decir, el gobierno puede evitar el funcionamiento de un mercado financiero libre y seguiremos en la crisis.
¿Son razonables los salvatajes a los accionistas de los bancos?
No, los bancos pueden ser vendidos y continuar inmediatamente operando, si se facilita la venta. Los accionistas que se equivocaron es lógico que sean protegidos por la ley de quiebras y que logren lo antes posible la mejor solución a su situación, pero sin usar dinero del contribuyente.
Además de ser injusto e innecesario el salvataje es contraproducente pues demora el natural depuración de los mercados financieros, dejando espacio a los nuevos bancos para reemplazar a los fallidos.
El riesgo moral que provocan los gobiernos con sus salvatajes, mantienen a algunos banqueros a la espera de recibir dinero del contribuyente para continuar su operación, evitando cambios y reestructuraciones. Debemos evitar que los banqueros sean irresponsables y puedan endosar al resto de la sociedad sus errores.
¡Como no iba a haber crisis si muchos bancos suponían que el riesgo sistémico era responsabilidad de otros!
El caso General Motors es una prueba de ello pues recién ahora, luego de varios años de balances con perdidas, están pensando en reducir la empresa. Si desde el principio hubieran entendido que debían achicar la empresa para poder sobrevivir, no habrían llegado a la situación actual, en la que siguen esperando más dinero del contribuyente.
El paso del tiempo perjudica a la empresa que podría ya estar en manos de una nueva administración más exitosa.
Desde que existe la “Responsabilidad Limitada” nadie cubre con todo su patrimonio los errores comerciales o financieros. La protección de la ley de quiebras evita riesgo moral en el banquero y también en el ahorrista que debe valorar apropiadamente el banco donde invierte.
En la antigüedad se operaba con “Responsabilidad Ilimitada”, donde el deudor y su familia (ascendientes y descendientes) eran vendidos como esclavos para saldar la deuda. Actualmente no podemos hablar de responsabilidad ilimitada pero tampoco de “No Responsabilidad” donde los accionistas bancarios transfieran sus perdidas al gobierno para que las salde con dinero del contribuyente.
No es el caso de la garantía de depósitos bancarios para pequeños montos que es tan razonable como los controles bromatológicos en los restaurantes y demás casas de comida. No se puede esperar que un ahorrista haga un estudio de patrimonio y solvencia de un Banco para colocar 100$, o que se controle personalmente la cocina del restaurante antes de ir a comer un bife con papas.
No existen “activos tóxicos”, lo que hay son “créditos pésimamente mal otorgados”, es decir graves errores empresarios que no pueden estar exentos de sus lógicas consecuencias. Si aceptáramos la dialéctica de los activos tóxicos pronto habría banqueros que pedirían “toxicidad cero” es decir si alguien no les paga, poder usar los dineros del contribuyente para cubrir el faltante.
El mejor lugar para el dinero del contribuyente es el bolsillo del contribuyente, para que lo gaste libremente o lo ahorre en buenos bancos libremente elegidos por él.
En Argentina tenemos mucha experiencia en usar el dinero del contribuyente para salvatajes a los accionistas de los bancos, como el Banco Nación, Banco Provincia y Banco Ciudad en 2001. Se decía “los grandes bancos no pueden caer porque arrastrarían todo a su paso como una represa que colapsa”.
En ese año el “corralito” junto a otras medidas sirvió para salvar a los accionistas bancarios, y la experiencia no fue buena. Todavía hoy vivimos las consecuencias de la confiscación, estando al margen del mercado internacional de créditos voluntarios.
Aterrorizan mas a los ahorristas e inversores los “salvatajes gubernamentales a los accionistas de los bancos”, que la falta de oferta de créditos que pretenden resolver con dichos salvatajes. El tiempo dirá si el salvataje británico a los accionistas del RBS Royal Bank of Scotland fue una buena medida.
La disyuntiva es simple: salir de la crisis financiera entendiendo cada uno sus responsabilidades, o continuar en crisis insistiendo con los salvatajes a los accionistas de los bancos.