La crisis actual produjo una aguda falta de crédito, y los bancos son parte fundamental de la solución. Sin bancos eficientes no podremos salir adelante, y tenemos experiencias al respecto.
El éxito de los bancos es el éxito de la sociedad en la que actúan, por lo que ayudarlos es indispensable, pero no cualquier ayuda es útil y razonable.
Un verdadero banco merece su ganancia porque asume los riesgos financieros, lo cual justifica moralmente la ganancia del banquero.
Si la institución no tuviera riesgos financieros, no tendría razón de existir, ni debería llamarse “banco”.
Los salvatajes donde se le pagan las pérdidas a los bancos con dineros del contribuyente no son una ayuda aceptable.
El dinero del contribuyente no puede reducir pérdidas o riesgos de un banco específico, pues afecta el derecho de propiedad de los contribuyentes, y genera una injusta situación para otros bancos que compiten con él.
Para entender el problema sería útil diferenciar a quienes hacen negocios financieros libremente asumiendo sus riesgos, y quienes logran fondearse con dineros aportados por el contribuyente o transfieren sus deudas al resto de la sociedad. Los bancos que reciben dineros del contribuyente se podrían llamar “seudo banco” o “símil banco”, pues no debería usarse el mismo nombre para dos conceptos absolutamente distintos y opuestos (asumir los riesgos vs. cubrir los riesgos con el dinero del contribuyente).
Es muy difícil gerenciar el riesgo financiero desde los gobiernos, y son abundantes los ejemplos de corrupción y malversación del dinero del contribuyente, que confirman que solo bancos e instituciones privadas asumiendo verdaderamente los riesgos generan un sistema financiero eficiente y justo.
Como propuso un importante banquero español para superar la crisis actual “que los bancos vuelvan a ser bancos”, lo cual estimo que significa: “asumamos los riesgos”.
El llamado “riesgo sistémico de los bancos” no existe en la medida en que el mercado financiero sea realmente libre. El riesgo sistémico suele ser la amenaza típica de los lobbies bancarios que tratan de mantener como rehén a las sociedades donde operan. Tampoco existen los “activos tóxicos”, que solo son errores empresarios y como tales no deben ser cubiertos con dinero del contribuyente, pues la solución para los errores cuando se superan la solvencia y el patrimonio, es directamente la quiebra.
Lo que pretenden algunos es la “toxicidad cero”, es decir ganancias sin asumir riesgos, de manera de recibir alegremente el dinero de los contribuyentes, y eso espero que pronto colmará la paciencia de la gente.
La crisis actual nació principalmente de interferir los mercados financieros,
· los gobiernos presionaron por créditos hipotecarios para gente de bajos ingresos que no calificaban,
· también presionaron para que el público se endeudara mucho más allá de su capacidad de pago,
· las agencias de crédito otorgaron calificaciones irreales o directamente falsas,
· el público compró papeles o fondos cuyo riesgo no conocían o estaban engañosamente ocultos,
· los bancos “escondieron” las operaciones que incrementaban abusivamente su apalancamiento,
· las aseguradoras emitieron CDS por encima de su capacidad patrimonial, hasta 200 veces su capital empresario
Por lo tanto la crisis no tiene que ver con los derivados crediticios, ni con los fondos de cobertura, ni con el sistema de compañías de seguros, ni con los Hedge Funds, ni con los nuevos productos financieros, etc.
La culpa es del intervencionismo de los gobiernos que
· reparte dineros del contribuyente en salvatajes absurdos,
· traba el funcionamiento de los mercados financieros,
· persigue a los ahorristas, los acusa de especuladores, y luego les recrimina que no gasten lo necesario.
Es ilógico que los gobiernos “reclamen simultáneamente” del contribuyente que pague más impuestos, que consuma más, que invierta más, que ahorre más en los bancos y que ayude a su capitalización, y ¡Todo con el mismo dinero!
Mientras les daban consejos a los contribuyentes sobre cómo administrar su dinero, en EEUU se realizaban fabulosos salvatajes a empresas fallidas, como el caso AIG, Citibank, General Motors, etc ¿Porque salvatajes con dinero del contribuyente? ¿Acaso esas empresas no califican para prestamos de bancos privados? Y si no califican ¿porque prestarle el dinero del contribuyente? Es inaceptable cambiar a posteriori las condiciones de los contratos privados, incorporando al gobierno como pagador de última instancia con aportes del contribuyente.
Los CDS o Credit Default Swaps fueron popularizados por J P Morgan en 1990 para cubrir sus riesgos crediticios. Han sido muy útiles para facilitar el crédito, y son tan lógicos como los seguros de automotor para una empresa que prefiere pagar un seguro pero no sufrir daños graves en su parque automotor. El hecho que hubiera empresas que emitieron CDS por “150 o 200 veces su capital empresario”, no resiste ningún análisis. ¿Sabían este “detalle” los tomadores de CDS? ¿Puede culparse a los CDS de semejante despropósito? El que lograba vender CDS por más de 100 veces su capital tenía tal rentabilidad que aunque quebrara en un par de años, salía fabulosamente enriquecido.
El salvataje del RBS generó la indignación que merecía. Nadie puede suponer que se reduzca la crisis en UK por semejante aporte de los dineros de los contribuyentes británicos (29.840.000.000 U$S). Luego de varios meses de recibir ayuda pública el RBS “estima que podría considerar la eliminación de algunos puestos de trabajo”, mientras las empresas privadas que no han recibido ayuda quiebran por millares.
¿Por qué unos pocos despidos en bancos parcialmente nacionalizados como el RBS o el Citibank son tapa de los diarios y los millones de despidos en las empresas privadas no lo son?
La presidente de Argentina Cristina Fernández comparó la crisis internacional actual y los disturbios en las marchas de Londres contra la reunión del G-20, con la crisis argentina y los desmanes de 2001. Ella tiene razón, el colapso argentino fue a causa de un salvataje parecido y la indignación en Buenos Aires generó disturbios similares.
A fines del 2001 el Banco Nación Argentina, Banco Provincia de Buenos Aires y Banco Ciudad de Buenos Aires debieron quebrar por su insolvencia, pero fueron rescatados con dineros de los contribuyentes ( “corralito” que impedía extraer los ahorros) ocasionando fuertes pérdidas al resto de la sociedad, especialmente al resto de los bancos.
El gobierno de Gordon Brown copió la solución argentina al evitar que la ley de quiebras resuelva la insolvencia del RBS y otros bancos. Pronto verá que el mismo error generará las mismas consecuencias.
Recordemos que el Banco de Inglaterra, fundado en 1694, no comenzó como banco estatal ni como empresa de la corona, sino como banco privado, donde los reyes no podía intervenir. Esa independencia de los gobernantes fue el secreto de su éxito, desde el siglo XVII hasta que fue nacionalizado el 1 de marzo de 1946, cuando empezó su ocaso.
La “Declaración de la Agrupación Global Unions” presentada por Cristina Kirchner, exhortó a los dirigentes de los países del G-20 a “Nacionalizar de inmediato los bancos insolventes de tal forma que se restaure la confianza y los créditos en el sistema financiero y, más importante aún, establecer nuevas reglas y mecanismos de control del sector financiero”. Esa propuesta es la antitesis de una legítima ayuda a los bancos porque los salvatajes son la causa de la crisis y no una solución, como duramente aprendimos en Argentina.
Errar el diagnostico de la crisis es lo peor, porque además de no resolver nada, crea nuevos problemas agravados .
Los bancos estatales (seudo bancos) en lugar de facilitar el crédito, reducen la posibilidad de verdaderos bancos operen y malgastan los recursos aportados compulsivamente por los contribuyentes.
Bancos verdaderos en la misma situación de crisis generarían mayor oferta de crédito y cubrirían con su patrimonio las pérdidas que eventualmente pudieran resultar de su operación.
La Reserva le prestó a Citibank/ Citigroup 303 billones de dólares (303.000.000.000 U$S), y recibió en contrapartida acciones comunes, que transformó en preferenciales en marzo del 2009, lo que le otorgó la propiedad del 36% del paquete accionario. El gobierno de Obama está siguiendo el camino de los salvatajes británicos, argentinos, etc. y lamentablemente tendrá las mismas consecuencias mientras no corrija estas medidas anti mercado.
No hay magia keynesiana o brujería intervencionista que resulte exitosa, y hay incontables experiencias en la historia. El mercado siempre detecta las crisis, aunque para disimularla los gobernantes endeuden a los países hasta la cuarta generación, como se proponía en Éxodo 34,7. Los desaciertos bancarios no se resuelven con injustos salvatajes. Las mayores caídas del índice Dow estuvieron asociadas a salvatajes como el de AIG, Citibank, RBS, etc.
Una sociedad puede ayudar en situaciones excepcionales a sus instituciones financieras, pero
· evitando generar privilegios para unos que son desventajas para otros,
· evitando afectar la libertad de trabajar en el mercado financiero,
· evitando reducir los riesgos financieros al transferirlos a terceros.
En lugar de injustos salvatajes, la ayuda que necesitan los bancos es
1. seguridad jurídica y estabilidad política,
2. libertad de comercio, evitando el proteccionismo mercantilista,
3. buenos fundamentos económicos del país y la estabilidad de la moneda,
4. competencia leal entre bancos, eliminando prebendas gubernamentales,
5. bajo nivel de impuestos y ambiente de inversiones,
6. marco legal que facilite el uso de productos financieros, derivados crediticios, y el movimiento de capitales,
7. fomento de la creatividad financiera, facilitándola con legislación apropiada
8. la eliminación de impuestos distorsivos, como el impuesto al debito bancario o al saldo en cuentas.
Más regulación “pro mercado” sería útil para darle más información y transparencia al mercado financiero, para facilitar el uso de los derivados crediticios, pero no más regulación “anti mercado” que afecte las operaciones y reduzca el crédito. Recordemos el humilde origen de los bancos en el año 1406, en Génova con el Banco di San Giorgio, que fue exitoso por su creatividad financiera.
Álvaro Vargas Llosa propone claramente que quiebren los bancos fallidos para dar lugar a bancos de verdad, que hoy ven caer sus cotizaciones bursátiles, por la falta de libertad en el mercado financiero. Mientras no quiebren los que tienen que quebrar todos los bancos estarán amenazados y se mantendrá el temor entre los inversores.
Controles estatales es lo que sobra, y cada tanto se redoblan los anuncios de más controles. La última vez fue en la crisis de las “.COM” en 2001. La SEC y la Reserva Federal nacieron controlando y terminaron siendo de alguna manera útiles a estafas como la de Madoff, porque luego de tantos reglamentos, leyes y códigos, la gente creía estar protegida por controles serios y completos.
Si fallan los controles de la SEC o la Reserva Federal ¿los perjudicados podrían reclamar “una indemnización pagada por el dinero del contribuyente”?
La importancia de una institución se aprecia por su ausencia y ahora estamos viviendo la falta de verdaderos bancos que presten. Es imposible reemplazar a los bancos con “seudo bancos” porque faltará crédito, abundará corrupción y se abusará del dinero de los contribuyentes.
Evitemos entrar en una era de “seudo bancos”, respaldados por los gobernantes usando el dinero de los contribuyentes, porque así nunca saldremos de la crisis financiera, hasta que redescubramos “la mano invisible” que citaba Adam Smith, para reemplazar “la mano del gobernante intervencionista y mercantilista”.
Hay esperanzas de salir de la crisis, solo basta que
· eliminemos el intervencionismo sugerido por los lobbies y dejemos de afectar a los mercados de crédito.
· facilitar el uso de los derivados de crédito, fondos de cobertura, seguros, etc con reglamentaciones pro mercado, con máxima transparencia. El mundo saldrá adelante con derivados de crédito, fondos de cobertura, monolines, etc mejor que sin ellos porque son herramientas financieras ampliamente probadas.
· Informar a la gente para que sepa defenderse de abusos como las estafas tipo Ponzi / Madoff, para evitar engaños sobre el patrimonio y la solvencia de los emisores de CDS, CDO, etc.
· estimular la aparición de nuevos instrumentos financieros que amplíen las posibilidades de invertir y trabajar. Los recursos financieros del mercado no pueden estar para salvatajes a puro lobby, el gasto público desbocado o los bancos del estado. Se debe apuntalar la creatividad financiera y la libertad de trabajar.
Sin la aplicación de todo el desarrollo financiero de los últimos años no habrá progreso.
No se trata de retroceder hacia la magia de los bancos del soberano o del Estado, se trata de mejorar la defensa de los derechos individuales de los ahorristas para que llenen de depósitos a los verdaderos bancos.