Hablamos de la Democracia y la Constitución Nacional, pero luego usamos puebladas, cortes y piquetes para resolver nuestras diferencias. Frente a un litigio, en lugar de ir a la justicia a pedir un amparo según el Art. 43 de la Constitución o peticionar ante los gobernantes, se hacen denuncias ante la prensa, y luego se organizan piquetes activos con cortes de calles y caminos, tomas de colegios y fábricas, manifestaciones y huelgas en los horarios y lugares que más afecten a la comunidad.
Tenemos miles de leyes sobre todos los temas. ¿Existe algún posible litigio que no prevea nuestra legislación? Ni faltan leyes, reglamentos, o gobernantes que representen a la gente, ni jueces que puedan encausar cualquier situación injusta que pueda presentarse.
El problema es que nos acostumbramos a
– Justificar la pueblada, el corte, la toma, el escrache. Si un reclamo se lo considera justo, entonces está justificado actuar según le parezca a cada uno, es decir “el fin justifica los medios violentos”.
– No vale la pena trabajar en la política porque un piquete violento logra más. Es mejor dejar que alguien gane las elecciones y luego actuar desde nuestro grupo de presión corporativo para lograr nuestros objetivos. Gremios, banqueros, empresarios, ONG, organizaciones sindicales, religiosas suelen ir a negociar con los gobernantes de turno.
– Hacerles sentir a los gobernantes la violencia o una fuerte presión para resolver nuestros reclamos y peticiones, porque pensamos que quien más reclama con violencia o presiones debería lograr más rápido lo pedido.
Juan B. Alberdi planteó un “sistema democrático representativo” para evitar que el gobierno sea acosado por grupos o corporaciones, de manera de poder vivir y trabajar con la seguridad que los jueces y los gobernantes gestionarían apropiadamente las diferencias y litigios.
Antes de la Constitución de 1853, había grupos armados que decían “luchar por la patria”, exigían ayuda a los vecinos y reclutaban gente violentamente. A tanto llegó el problema que el Art.22 de la Constitución dice claramente: “toda fuerza armada o reunión de personas que se atribuya los derechos del pueblo y peticione a nombre de este, comete delito de sedición”. Con la democracia representativa la Constitución se eliminó la pueblada y los grupos armados que decían “luchar por la patria”.
Yo aprendí a valorar “el sistema representativo” en la Universidad de Buenos Aires, cuando estudiaba mientras trabajaba. Cada hora del día me era útil y poco tiempo me quedaba para dormir. Allí pude ver como algunos alumnos “tomaban” la Facultad de Ingeniería, porque pretendían algo así como “luchar por el bien, en contra del mal” y eso “los habilitaba a imposibilitar el normal funcionamiento de la Facultad y nos impedía estudiar”.
Entonces me pregunté ¿acaso no hay leyes para resolver los problemas? ¿Es necesario o conveniente que tomen la Facultad? ¿Por qué se atribuyen los derechos del estudiantado y a peticionar a nombre de este? ¿No será delito impedir que el resto pueda estudiar?
Todos estamos representados por los gobernantes y los jueces, que pueden dar solución a los problemas ¿Por qué usar estos métodos violentos afectando derechos individuales? ¿Por qué no usar las instituciones y las leyes para resolver los problemas?
Había “seudo asambleas” que las consideraban “soberanas”. El grupo que las organizaba, decidía el lugar, la hora, la agenda, etc. Si alguien se oponía en algo debía contar con otro grupo más grande, más entrenado o más violento para liderar las acciones a tomar. Asumiendo que uno tuviera tiempo para participar, lo cual era imposible para mí, debía escuchar muchos discursos de barricada y esperar la votación. Esta se hacía a altas horas de la noche, sin padrones aceptables incluyendo personas desconocidas por todos nosotros, que en realidad activistas que venían de otros lugares ajenos a la Facultad. “Las seudo asambleas soberanas”, donde se votaba levantando la mano sin muchos controles, podían decidir hasta un plan para suspender las clases o hasta enfrentar a la policía.
Tiempo después me enteré que el modelo había sido el “sóviet ruso”, que es una asamblea, convocatoria o consejo obrero de trabajadores rusos. Los primeros soviets fueron la raíz de la Revolución Rusa de 1905 y originalmente el término hacía referencia a las asambleas de obreros, soldados y campesinos que fueron fundamentales para el triunfo de la Revolución de octubre de 1917, así como la base para la formación de la República Socialista Federativa Soviética de Rusia primero y de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas en 1922. El primero soviet se fundó en la ciudad de Ivánovo, con grupos de personas poco instruidas pero con lógicas intenciones de cambio. Ellos no contaban con conocimiento como para advertir que era fácil la manipulación de estos grupos, ni sabían de la democracia representativa como tenemos hoy.
La Constitución soviética de 1918, con los bolcheviques ya en el poder, organizó la administración política del Estado en un sistema inversamente jerárquico, es decir, “el gobierno de abajo hacia arriba” de consejos de obreros, campesinos y soldados.
Luego Lenin murió, Trotsky escapó ante las persecuciones, y Stalin aprovecho las fallas estructurales del sistema soviético para volver al sistema tradicional de “gobierno de arriba hacia abajo”, incluyendo el desprecio por los derechos individuales con purgas y matanzas.
La historia nos muestra lo desafortunado del sistema soviético, que hasta los rusos ya han abandonado.
La representación es el único modo en que se logra la igualdad ante la ley para todos los individuos.
Son varios los motivos,
- Hay quienes quieren ser representantes y están en su derecho de participar en la política ganando adhesiones entre quienes quieren ser representados.
- Las votaciones sin padrones, ni reglas de lugar definido, fecha, motivo claramente establecido, etc. son siempre fraudulentas.
- La representación solo se logra con mecanismos de relojería muy importantes: la división de poderes, los contrapesos constitucionales, la periodicidad en las funciones, la transparencia en los actos de gobierno, etc. requisitos que la pueblada por mejor intencionada que sea no puede cumplir.
- ¿Porque generar la obligación a quienes no quieren participar? ¿Por qué prohibir la representación a quienes quieren ser representados?
- Hay quienes quieren ser representados porque
- no tienen tiempo para participar,
- no saben sobre los temas en análisis,
- no pueden por limitaciones de edad o de salud, o
- simplemente no quieren participar.
- El representante debe ser mandatario o servidor público, subordinado a sus representados. En los soviets, el líder acumulaba o construía poder y luego decidía según le parecía pasando a ser mandante del resto del grupo subordinado a él.
Aquí tanto se actúa fuera de la ley que hay quienes dudan de la Democracia Representativa definida por nuestra Constitución y plantean alternativas que llaman “más participativas”.
La gente debe creer en el sistema representativo de gobierno, pero además este debe ser creíble. En el Far West americano había linchamientos porque la gente no creía en que los jueces hicieran justicia, pero cuando se fortaleció el sistema judicial se acabaron este tipo de actos de justicia por propia mano.
Debemos hacer el esfuerzo para facilitar todos los modos legales de peticionar ante las autoridades, pero también debemos respetar el sistema representativo que llevó al progreso a la Argentina.
Hoy en Francia, los representantes del pueblo quieren cambiar el sistema de jubilaciones, y quienes no están de acuerdo generan huelgas, marchas y demás medidas de acción directa ¿acaso no están los representantes de la ciudadanía para decidir? No podemos tener una alternativa para cuando nuestra posición no es mayoría en el poder legislativo. El esfuerzo para convencer a otros debe ser dentro de las instituciones y no fruto de la presión corporativa.
Aumentar la democracia directa tampoco parece solución por problemas de practicidad y eficiencia. Decidir sobre todos o casi todos los temas de importancia pública mediante “referéndum” puede ser lento y costoso, además de requerir tiempo para la terea y conocimiento sobre todos los temas.
Los defensores actuales de la democracia directa suelen sugerir que la democracia electrónica puede paliar esos problemas aunque no eliminarlos. Si por ejemplo, el gobernante de turno tuviera diferencias con decisiones vinculantes de democracia directa tendientes a bajar impuestos y simultáneamente subir gastos, ¿Qué debería hacer ante tal contradicción? ¿Cómo debería actuar el Poder Legislativo si no comparte las medidas?
Una propuesta que perdió las elecciones, luego posiblemente trabajará para lograr por democracia directa lo que antes no logró. Pero esa tarea ya la cumplen las minorías en el Poder Legislativo ¿para que agregar nuevas y costosas maneras de complicar la tarea de gobernar?
Al contrario si el Poder Judicial es creíble y eficiente, seguramente llegará el día que baste un amparo para resolver litigios laborales sin necesidad de hacer ningún tipo de huelga, toma de fábrica, etc. Entonces quedará la posibilidad de hacer la huelga que permite la legislación, pero seguramente nadie la aprobará ni participará mientras se mantengan mecanismos de amparo efectivos para defender los derechos de los trabajadores.
Hasta que no superemos que “El fin justifica cualquier medio” y entendamos el Art 22 de la Constitución “el pueblo no delibera ni gobierna, sino por medio de sus representantes y autoridades creadas por esta Constitución”, no podremos superar la crisis institucional en que vivimos y los piquetes activos con cortes de calles y caminos, tomas de colegios y fábricas, manifestaciones violentas, huelgas y puebladas seguirán siendo nuestra realidad cotidiana.