El himno nacional argentino empieza diciendo “Oíd mortales el grito sagrado LIBERTAD, LIBERTAD, LIBERTAD, oíd el ruido de rotas cadenas…..”. Esa “Sagrada Libertad” tiene raíces teológicas, pero ni en las bibliotecas, ni en los sitios de Internet aparecen libros sobre “la Teología de la Libertad”. ¿Acaso la relación entre la teología y la libertad no merece una gran bibliografía?
En la Edad Media, Santo Tomás de Aquino desarrolló una teología del libre albedrío, el cual era la condición sine qua non para acreditar meritos durante el Juicio Final. El libre albedrío era independiente de los gobernantes, pues incluía a esclavos y a quienes estaban privados de libertad por razones políticas o penales.
Que se hable de libertad, siempre produjo escozor entre malos gobernantes y tiranos, atentos a los ataques políticos y las revoluciones. Las distintas iglesias para evitar problemas solían hablar poco de libertad, y hasta basaban en las Sagradas Escrituras la “debida subordinación al soberano” como parte del cuarto Mandamiento, que ordena “Honrar al Padre y la Madre”.
En el siglo XVI, los líderes protestantes Martín Lutero y Juan Calvino tampoco aceptaban la existencia del libre albedrío. Planteaban un tipo de “protesta” que no incluía la separación de las iglesias locales y el gobierno local.
Aparentemente no era esperable que un siglo después, alguien usara fundamentos religiosos para estudiar la libertad civil. Sin embargo John Locke lo hace y basa muchos textos de su libro “Dos ensayos sobre el gobierno civil” (1690) en textos bíblicos y religiosos. Cabe destacar que en el primer ensayo se cita dos veces al Cardenal Roberto Bellarmino autor de “Controversias” (1580), quien
• se vale de la soberanía popular para confrontar el pretendido derecho divino de los príncipes y reyes,
• se declara a favor de la separación de la Iglesia del Estado, contrario a la posición de los anglicanos, calvinistas y luteranos,
• acepta el tiranicidio para liberar a los pueblos de reyes muy injustos, y
• niega al papa autoridad e infabilidad en temas civiles.
John Locke señaló claramente que el individuo era autónomo y soberano, y que el gobernante debía ser un mandatario o servidor público asistiendo a las personas (individuos) en sus necesidades.
Es fácil ver en los cuatro Evangelios un probable origen de las ideas de Locke. En Marcos 10, leemos (42) “Jesús, llamándoles, les dice: Sabéis que los que son tenidos como gobernantes de las naciones, las dominan como señores absolutos y los que ocupan cargos abusan de su poder. (43) Pero no ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera ser grande, que sea servidor de ustedes, (44) y el que quiera ser el primero, se hará esclavo de todos, (45) porque el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos.”
En el Antiguo testamento se planteaban juicios y condenas colectivas, considerando los grupos en lugar de los individuos que los forman. Había un Pueblo Elegido que era premiado, mientras eran castigados los pueblos enemigos,..”Incluyendo sus hijos, nietos y hasta la tercera y cuarta generación” (Éxodo 34,7)
El Nuevo Testamento se focalizó en los individuos, sin consideran a que grupos que pertenecían. Por ejemplo, Cristo señala las buenas acciones del buen samaritano, miembro de un grupo enfrentado a los judíos (Lucas 10,29), mantiene el diálogo con la samaritana (Juan, 4,1), sana la hija de una pagana (Mateo 15,21), cura al sirviente del centurión romano ( Lucas 7,1), etc.
La parábola de los talentos plantea una tarea individual en libertad, solo controlada al final de la misma. (Mateo 25, 14). La parábola de las 10 monedas de oro es similar (Lucas 19, 11). El texto nos muestra a la persona libre frente a una oportunidad que podría aprovechar o desperdiciar.
El padre del hijo pródigo, no presionó de ninguna manera para lograr el retorno del hijo, solo lo esperó con ansiedad, pero respetando hasta su libertad de equivocarse. (Lucas 15,11). El texto muestra que Dios respeta el libre albedrío de sus criaturas.
El Juicio Final será para individuos independientemente de los grupos en que participaron, sin ventajas o desventajas por los meritos o culpas de sus compatriotas, amigos o parientes. (Mateo 25,31)
La teología de la resurrección de los muertos plantea individuos independientes hasta de sus propias familias. “Pues cuando resuciten de entre los muertos, ni ellos tomarán mujer ni ellas marido, sino que serán como ángeles en los cielos” (Marcos 12, 25)
Jesús llegó a enseñar “la verdad os hará libres” (Juan 8, 32), es decir que en la libertad encontraremos la Verdad.
San Pablo reitera “donde está el Espíritu del Señor hay libertad” (2º Corintios 3,17)
Evidentemente la propuesta de John Locke se vincula con la teología para individuos libres del Nuevo Testamento, independientemente que luego algunos continuadores de Locke no fueran religiosos o creyentes.
¿Que sentido tendría la vida del hombre si no fuéramos libres? Seamos religiosos o no, carece de sentido vivir sin libertad, sin derechos individuales.
Dios nos creó, y nos dio a través de nuestros padres “una oportunidad (libertad) para realizar nuestros objetivos” y bienestar, y luego nos juzgará según la aprovechemos o la desperdiciemos. Jesús señaló que a cada cual se le pedirá según se le dio. “Al que se le dio mucho se le pedirá mucho, y al que se le confió mucho se le reclamará mucho más” (Lucas 12, 48)
¿Podemos pensar, viendo tanta independencia y libertad, que Dios nos haya creado para ser esclavos o dominados por otros individuos iguales a nosotros?
……Si Dios mantiene un casi total bajo perfil frente a sus criaturas, pero la Providencia nos cuida “Uds. tienen contados todos sus cabellos” (Lucas 12,7)
……Si estamos obligados a ir a la escuela durante la infancia y juventud porque no heredamos conocimientos o experiencias de nuestros padres.
……Si nos permite proteger nuestra mente y pensamientos de la curiosidad de quienes nos rodean.
……Si nos dio la capacidad de sobrevivir solos, como Robinson Crusoe, etc.
Es porque Dios nos quiere libres.
Solo un marco jurídico de derechos individuales, nos permite realizar y optimizar nuestro potencial en libertad.
Por lo tanto la Teología debería estudiar a hombres totalmente libres, y no solamente personas con libre albedrío que eventualmente fueran esclavas; pero la Teología no debe mezclarse con la política.
La Teología debe señalar “la libertad del individuo como requerimiento básico para que este logre todas sus metas, incluidas las religiosas”. En consecuencia debería haber una TEOLOGÍA DE LA LIBERTAD, separada de los aspectos políticos sobre cómo alcanzar o mantener los derechos individuales.
La Política provee los medios para lograr y mantener la libertad del individuo, es decir define como deben actuar los individuos en su vida de interrelación civil.
La religión debe relacionar al individuo con Dios, para guiarlo en la búsqueda de sus objetivos religiosos. En Lucas 18,9, el Fariseo en el Templo, de pie adelante, rezaba señalando que “no era como ese publicano…” mientras al fondo el publicano no se animaba a levantar la cabeza y solo pedía perdón a Dios.
Nadie debe entrometerse en la religiosidad o la vida privada de los demás, a cada uno le baste con hacer lo suyo de la mejor manera. En Juan 8,1-11 Jesús condena a los que querían apedrear a la mujer adultera, en Lucas 13, 4-5 señala que los que murieron aplastados por la torre de Siloé no eran más pecadores que los demás, en Lucas 6, 37-42 dice:”no juzguéis y no seréis juzgados” …. antes de sacar la pelusa del ojo ajeno hay que sacar la viga del propio.
La jerarquía eclesiástica no detenta el gobierno civil por la separación de la Iglesia y el Estado, por lo tanto no puede imponer nada, solo debe predicar como hizo Jesús.
Los laicos no debemos aplicar los cuatro Evangelios a los demás, tenemos que entenderlos como escritos solamente para nosotros mismos. Tenemos el mandamiento el amor, pero no debemos exigir a los demás que amen. Nadie puede decirle al vecino más próximo “tu eres cristiano y yo soy tu prójimo, por lo tanto debes amarme”.
El fundamentalismo religioso y la “liberación compulsiva de otras propuestas” (intolerancia) son opuestos a la teología de la libertad, En Marcos 9, 38 y Lucas 9, 49 Jesús señala que “quien no este contra vosotros está con vosotros”.
Las acciones de los otros que puedan afectar a un individuo, siempre serán problemas de la política, del gobierno civil, de la policía, etc. pero no un problema del ámbito de la religión.
Entonces ¿Podría ser útil además de la Teología de la Libertad, una o varias Teologías de la Liberación? La palabra “liberación” puede generar errores porque centra el problema en la agresión de otros, mientras el objetivo de la religión es vincular a cada uno con Dios y resolver todos los aspectos de esa relación, particularmente mis culpas y no las culpas de los demás.
Mejor sería la existencia de muchos “Partidos Políticos de la Liberación”, tantos como propuestas haya para alcanzar o mantener los derechos individuales. Por ejemplo, sería útil un Partido Político de la Liberación que proponga liberar al individuo de la subordinación a las teocracias fundamentalistas, a grupos fascistas, comunistas, etc.